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¿Cuál es el gran bloqueo de las personas en el siglo XXI?

La respuesta es que estamos programados para un mundo que ya no existe y, encima, vivimos dormidos, desconectados de nosotros mismos, de nuestra totalidad como seres.

Así es. En nuestra infancia y adolescencia nos programaron para que todo fuese para siempre. El trabajo, la profesión, la pareja, la familia y la vivienda tenían que ser estables. Estudia, trabaja, cómprate una vivienda, cásate y serás feliz -nos decían-. Todo era previsible.

Pero eso ahora todo eso se ha esfumado. La incertidumbre y el cambio constante forman parte de nuestras vidas.

Lo que pasa ahora es que:

El mundo cambia a un ritmo frenético y la incertidumbre, a nuestra mente programada, se le hace insoportable. No disponemos de herramientas para gestionar el ritmo de vida de hoy.

Las personas somos un todo formado por emociones, cuerpo, mente y conciencia. Y la mayoría de nosotros somos analfabetos emocionales. Porque así es como hemos sido educados.

Tenemos el cuerpo y las emociones olvidadas. Solemos concentrar toda la energía en nuestra mente, en la cabeza. Y en ella delegamos la resolución de todos nuestros problemas.

Por eso pensamos demasiado, razonamos demasiado. Y el exceso de pensamientos nos genera estrés. Pensamos en el pasado y en el futuro, y no somos capaces de vivir en el presente, en el «aquí y ahora», que es donde la vida pasa.

Y es que:

«Las personas del siglo XXI hemos perdido la capacidad de darnos cuenta de lo que estamos sintiendo y de cuáles son nuestras necesidades reales y verdaderas. Somos zombis con smartphones. Nos pasamos la vida en el modo “hacer” para “tener”, olvidándonos de nuestro “Ser”. Nos apegamos a las cosas, personas y situaciones, pensando que nos harán felices».

Hemos olvidado qué somos y para qué estamos aquí y eso afecta a la manera de relacionarnos.

Y por si eso fuera poco, vivimos pegados a las redes sociales, que contaminan e intoxican nuestro estado de ánimo, generan necesidades que se encuentran más allá de lo que las personas realmente necesitan para estar cómodas y en paz.

Muchas veces mis clientes  acuden a mi consulta de Coaching buscando un consejero, alguien que les dé una respuesta material a sus problemas.

Y se llevan una sorpresa cuando lo que hago es acompañarles a conectar con sus valores, con su esencia, sus emociones, sus necesidades reales, sus deseos más profundos.

Mi trabajo es confrontarles, ayudarles a cuestionarse sus creencias. Les invito a ser observadores de ellos mismos y a responsabilizarse de su vida.

Y entonces… ¡magia!  Es desde la esencia de donde se les abren las puertas y las soluciones. Es desde allí donde surge el crecimiento, el equilibrio y la salud.

¿Y tú? ¿Te sientes identificado / a?   ¿Estás bloqueado / a en alguna área de tu vida? ¿Sientes que hay alguna área en tu vida donde todavía tienes que despertar?

Me encantará que lo compartas conmigo.

Con amor y gratitud,

Pere

2 comentarios

    1. Hola Alejandro,

      Cuestionarte tu situación debería ser el primer paso para introducir cambios en tu vida. Si crees que puedo acompañarte a afrontar esos miedos, estaré encantado de hacerlo

      Un abrazo,

      Pere

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