¿Por qué estás tan perdido/a y cómo encontrarte a ti mismo/a?

Es una pregunta que, si estás viviendo una crisis personal o profesional, seguramente te estés formulando.

La respuesta es así de simple.

Como todo organismo de este planeta, necesitas del ambiente para sobrevivir. Así, cuando naciste lo primero que hiciste es buscar a tu mamá.

De papá y  mamá necesitabas su alimento, su amor, y su reconocimiento.

Si te lo daban, te sentías feliz y seguro / a. Si de alguna manera te fallaba, sentías miedo, rabia, tristeza.

Y es así como grabaste en tu subconsciente lo que es el miedo y lo que es el amor.

En función de cómo te reconocieron, de cómo presentes o ausentes percibiste a tu padre y a tu madre, de cómo te trataba tu familia y tu entorno, forjaste tu autoestima.

Y la clave de todo:

«Como niño /a que eras, no podías soportar el dolor. Por ello, para evitar el dolor y para que tus padres te reconocieran, para adaptarte al entorno, para que te quisieran y para protegerte de todo lo que te hacía sufrir, aprendiste mecanismos de evitación de contacto con la realidad”.

Así es como empezaste a forjar tu ego.

Si eras niño, te dijeron que los niños no lloran. Si eras niña, te dijeron que las niñas no son agresivas y no se quejan.

Y así es como aprendiste a desconectarte de tus emociones. De tu cuerpo. De ti mismo / a.

Si eres creativo o creativa, aprendiste que serlo no servía para nada. Y ahora te cuesta crear.

De niño/a te dijeron «inútil», y sientes, muy dentro de ti, que no eres capaz de lograr tus objetivos.

Presenciaste en tu entorno escenas dolorosas sobre el dinero. Te inculcaron que tenías que ahorrar o que los ricos lo son porque son corruptos o malas personas. Y por eso, ahora, te cuesta atraer la abundancia.

Aprendiste a no valorar cada uno de los momentos de la vida, porque tus referentes no lo hacían.

Confeccionaste tu visión del mundo, y la hermetizaste. Aprendiste a juzgar.

Fuiste a la escuela, al instituto y a la Universidad. Te enseñaron matemáticas, lenguas, historia, derecho y marketing. Pero nadie te enseñó a relacionarte, a tener confianza en ti, conectar con las emociones, a vivir desde tu autenticidad.

Te dijeron que tenías que estudiar una carrera con salida.

Y la única salida que has encontrado es la de la terminal del aeropuerto de tu ciudad, donde embarcarás en un vuelo que te llevará a una ciudad europea con más oportunidades laborales.

O tal vez lo que has encontrado es una entrada. La de la oficina del paro, o la del despacho de un «jefe» al que no aguantas, en un trabajo que paga tus facturas pero que no te apasiona.

Aprendiste que los trabajos, la pareja, la vivienda, todo, tenía que ser para siempre. Que tenías que buscar siempre la seguridad.

Y te has dado cuenta que no es cierto. Y que la seguridad no existe.

Hoy, la incertidumbre es el pan de cada día.

Y  no estás preparado/a.

Y ahora te cuesta adaptarte al cambio. Porque todo cambia.

El miedo te paraliza, te impide tomar decisiones.

Y en realidad te sientes muy vacío / a. Vives como un robot. Bloqueado/a. En una sociedad neurótica.

Y tus pensamientos viajan entre el pasado y el futuro. Y te cuesta conectar con el aquí y ahora, con el mundo. Y tienes que hacer cursos de Mindfulness.

Es Normal. Si no conectas contigo mismo / a, ¿cómo quieres conectar con el mundo?

La buena noticia es que es posible reencontrarte y dejar de sufrir.

La mala es que requiere un proceso largo y atrevido.

Entendido. ¿Pero cómo hacerlo?

Empieza abriéndote.

Porque el trabajo empieza en tu interior.

Sigue conectando con tus valores, tu esencia, encontrando tu propósito y tu misión.

Perdónate y perdona a los demás.

Toma conciencia de lo que tanto repites y te limita en tus relaciones.

Descubre lo que te apasiona.

Sigue tu propósito, tu misión en esta vida.

Cuestiona y cambia las creencias que te inculcaron, que te tragaste y que tanto te bloquean.

Responsabilízate. Haz cosas diferentes. Pasa a la acción.

Reinvéntate, crea la vida que deseas.

Olvida los “tengo que” y apuesta por los “quiero” y “voy a”.

Enamórate del silencio, porque te permitirá escuchar tu interior. Medita.

Modela tu lenguaje, usa palabras potenciadoras y amorosas.  Habla desde las emociones.

Cambia y amplia tu auto-concepto.

Aprende a relacionarte.

Y un largo etcétera.

Y no te olvides de cuál es el primer paso: cierra los ojos y respira, sueña, porque con la respiración se accede a la conciencia.

Con amor y gratitud,

Pere

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