Creencias, sentimientos y emociones. ¿Sabes? Me gustan las metáforas. Y me encanta usarlas para explicar conceptos un tanto complejos. Y cuando me toca explicar qué son los sentimientos y emociones, y de qué manera estas últimas están regidas por nuestras creencias y pensamientos, siempre uso la metáfora del juego Lego, que describe muy bien el también Coach Francisco Yuste, en su libro herramientas de Coaching Personal.

Va, te invito a pensar en un juego de Lego. O si prefieres, también en uno de Geomag. Como sabes, los juegos de Lego vienen en cajas de cartón, con hojas de instrucciones y con diferentes piezas con las que puedes construir una grúa, un barco o un camión de bomberos. Recuerdo que yo, de pequeñito, con mi hermano, jugaba al Tente.

Imagínate que cada pieza de este Lego es una emoción. Las emociones básicas como la rabia, la alegría, la tristeza, el asco, la sorpresa y el miedo están presentes en todas las personas en igual medida, igual que las piezas de Lego.

El folleto de instrucciones del Juego  representaría nuestros pensamientos y las creencias. Las creencias son afirmaciones, interpretaciones que cada persona sostiene sobre el mundo y todo aquello que la rodea. Las creencias configuran el mapa mental de cada persona, según las experiencias y aprendizajes vividos en su vida.

Pues bien. Resulta que los pensamientos y creencias hacen que coloquemos las emociones de una manera u otra, en función de cómo nosotros interpretamos el mundo y de cómo nos han enseñado de pequeños a gestionarlas. Y es así creamos los sentimientos, representados por las figuras de Lego.

Por  lo tanto, los sentimientos, y su connotación positiva o negativa, son el resultado de cómo nuestros pensamientos y creencias deciden disponer cada tipo de emoción, en diferente grado e intensidad, en el juego.

¿Cómo conformarías tú, por ejemplo, el juego de lego del sentimiento de amor? ¿Con qué porcentaje de piezas de alegría? ¿Y con qué porcentaje de piezas de odio? ¿Y de rabia? Y de sorpresa? ¿Y de celos? ¿Y de miedo?

Cuando venimos al mundo, se nos proporciona un juego de Lego con un folleto de instrucciones en blanco. Y a medida que vamos creciendo la rellenamos con lo que aprendemos en la escuela, en la familia y en la vida. Así como pensamos y creemos, sentimos, y en función de estas emociones y sentimientos, nos comportamos de una manera u otra, y ello determinará nuestros resultados.

¿Y a ti? ¿Qué te dijeron de pequeño sobre el trabajo y los empleos? ¿Qué sentimientos te genera este concepto? ¿Aprendiste que para trabajar tienes que sacrificar y que la vida es muy dura? ¿Y hoy? ¿Qué creencia te dominan sobre este concepto? ¿Y qué piensas sobre los emprendedores? ¿Crees que la crisis se ha llevado todos los trabajos? ¿Crees que ahora no es el momento de emprender? ¿Crees que a los 40 o a los 50 ya no estás a tiempo de cambiar de trabajo o profesión? ¿Quién lo dice? ¿Es un hecho o una opinión?

¿Y qué aprendiste de pequeño sobre el dinero? ¿Crees que los que tienen dinero es porque son corruptos, hijos de papá, o gente con mucha suerte? ¿Crees realmente que atraerás el dinero a tu vida si tus emociones en relación a ellos son de asco? ¿Cómo crees que te sentirás a la hora de poner un precio elevado y digno en tu trabajo?

Si quieres cambiar de vida, revisa primero cuáles son las creencias y emociones que te impiden hacerlo.

Ejercicio facilito para tomar conciencia

Escribe en un papel en blanco una lista de 5 afirmaciones y creencias que te inculcaron cuando eras pequeño sobre el trabajo. Léelas con tranquilidad y respira.

¿Son realmente ciertas? ¿Cómo han afectado a tu vida?

Coge este papel, arrúgalo, haz un bola, localiza la papelera más cercana y….. fiiiiiiiiiiiiuuuu!  ¡Canasta!

Con gratitud,

Pere