¿Sabes cuáles son las dos creencias que a los hombres nos destrozan?

En tiempos de cambio e incertidumbre, en los que las mujeres empiezan a empoderarse, los hombres parece que no acabamos de encontrar nuestro equilibrio en todos los ámbitos de nuestra vida.

Parece como si no encontrásemos nuestra comodidad en la pareja, nuestro lugar en la familia y nuestra tranquilidad para poder ejercer la profesión que amamos sin sentirnos culpables.

En mi trayectoria como Coach y Terapeuta, acompañando a hombres en sus crisis personales, así como también en mi propio proceso personal, he detectado dos creencias, dos mandatos que nos bloquean completamente para encontrar nuestro equilibrio personal y profesional y no nos permiten vivir desde nuestra esencia.

Te los cuento en este vídeo:

Estas son las dos creencias que a los hombres nos destrozan y nos impiden tener una vida equilibrada y que te cuento en el vídeo, que si has visulizado hasta el final, verás que está inspirado en el libro «Ser padre hoy» del Terapeuta y Psicólogo Albert Rams:

«Los hombres somos los asignados para traer el pan en casa»

Es una creencia que aparece en el ámbito familiar, que arrastramos de varias generaciones y que tiene validez tanto desde la óptica del patriarcado como del matriarcado.

Es una creencia que tenemos muy arraigada en nuestro subconsciente a través de la cual, sólo nos sentimos dignos y merecedores de considerarnos hombres si trabajamos para traer un sueldo a casa. En pocas palabras: sólo somos dignos si mantenemos a la familia.

Se trata de un mandato que nos corta el permiso para explorar qué es aquello que necesitamos realmente, cuáles son nuestros sueños y dones, vivir desde nuestra auténtica masculinidad.

 Además, nos impide explorar nuestra creatividad, darnos tiempo y espacio para iniciar nuestros proyectos e impulsar nuestros talentos, con la complicidad y el apoyo incondicional de nuestras parejas.

«En la crianza y educación de los niños, el padre es prescindible, está en segundo plano o es un estorbo»

Todavía sigue muy vigente el modelo en el que, en la crianza de los niños, las mujeres llevan el timón y el liderazgo.

Esta creencia no solo nos descarga de nuestras responsabilidades como padres, si no que, sobretodo, nos quita el derecho de ejercer nuestra paternidad.

Este mandato merma nuestra autoestima como padres, hace que hayamos perdido nuestra fe y confianza en nuestro instinto masculino y paternal.  En la sociedad actual, los hombres vivimos escondiendo nuestra parte más emocional y tierna, nuestro instinto para aportar a nuestros hijos otro modelo de ser padres, más presente y más íntegro.

Desde hace tiempo, este modelo de crianza liderado por las mujeres, hace que nos sintamos desplazados e incomprendidos, y nos refugiemos en el trabajo, donde encontramos mayor reconocimiento y valoración que en el sistema familiar.

Además de esto, esa creencia implica que los hijos vean al padre como un estorbo, no le respeten, no le vean como un referente, no quieran ser como ellos y renuncien a su futura paternidad.

Con amor y gratitud,

Pere

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